30 abr 2008

No sabe, no contesta

Estoy desconcertada, cada vez más. Y si insistiera un poco más, hasta podría llegar a desconfiar también pero no quiero. Tampoco quiero jugar a la detective y tratar de averiguar, porque quizás no quiero enterarme, al menos no todavía.
El sábado finalmente dio señales de vida, aunque no de la manera que yo esperaba. Simplemente chateamos y la charla fue más o menos la siguiente:
E: ¿Cómo estás?
D: Muy bien y vos?¿Qué tal el viaje?
E: Bien, agotador ... y encima ahora tengo un casamiento ...
(Tsunami de chanes, al mejor estilo "Duro de Domar")
D: ¿Esta noche? (Tragando saliva, intentando entender)
E: Si.
(Silencio de mi parte)
E: La pasé muy bien con vos la otra noche.
D: Yo también.
E: ¿Tendriamos que vernos uno de estos días?
D: Podría ser ...
E: Podría.
D: Sí.
E: Avisame entonces, sabés que te puedo conseguir un buen vodka.
(Otra vez sopa, o mejor dicho "otra vez vodka")
D: No. Mejor llamame vos. Ya sé que tenés un buen vodka.
(Parecía en chiste pero en realidad era en serio).
E: Ok te llamo. Tengo MUCHAS ganas de verte. Odio los casamientos pero bueno, no me queda otra ...
D: No vayas jejeje
D: (chiste)
E: No seas mala, no me tientes ...
D: Entonces no me digas que tenés ganas de verme cuando no podés.
(O sea en criollo, no me histeriquees)
E: Está bien. Pero ...
D: Pero?
E: Tengo muchas muchas ganas de verte. Hablamos entonces en la semana.
D: Ok. Yo quizás tengo un cumple, de un amigo que volvió hoy de Mexico y no sabía todavía si iba a hacer algo.
E: Te mando un montón de besos en esos ojos hermosos.
D: Que lo pases lindo en el casamiento. Besos para vos también.
E: Más besos, byee
D: Bye
Y eso fue todo. Sobra decir que inmediatamente después hubiera querido tirar la notebook contra la pared (como si la pobre tuviera la culpa). Jamás me había pasado algo así, los hombres no dejan de sorprenderme ni un segundo. Cuando pienso que conozco todas las excusas, tretas, mentiras piadosas, etc etc, siempre aparece algo nuevo. ¿Cómo tomar esto un sábado a las 6 de la tarde cuando esperabas tener una maravillosa segunda cita? ¿Cómo digerir esta realidad cuando estuviste prácticamente toda la tarde fantaseando con lo que sería tu noche de sábado? ¿Qué hacer con todas esos detalles que estuviste planeando para "el momento que te imaginabas"? N-N-N ... Nada, No es preciso que Nadie me conteste.
De todas formas no rompí nada, mastiqué mi frustración, me tragué mi angustia e intenté pasar la noche sabatina como pude. Mi amigo C me dejó un mensaje para ir a comer pero no tenía ánimos. Mi mal humor iba a ser demasiado notorio, soy muy transparente a veces.
El domingo me levanté tarde, con dolor de cabeza y un cierto malestar estomacal. El día se anunciaba agradable pero poco a poco se fue tornando gris y bucólico. Dormí de a ratos la siesta, miré televisión, navegué por internet, leí el diario. No tenía fuerzas para escribir en el blog, todavía me duraba la bronca y tenía miedo de escribir muchas barbaridades juntas. A la noche tuve el cumpleaños de C, quien había decidido hacer un asado para todos sus amigos en la casa de V. Antes de que me pasaran a buscar, sufrí un momento de debilidad y le envié un sms para preguntarle cómo estaba y qué tal había estado el casamiento. Demoró en contestarme, me dijo que había salido justo a correr, que los casamientos lo aburren pero bue, y me preguntó como estaba. Le respondí que bien, que finalmente tenía el cumple esa noche y le mandé besos y buenas noches. Su respuesta final fue muy concisa: ¡Besos!
Este breve intercambio de mensajes de texto obviamente no cumplió mis expectativas, me sentí peor y los viejos fantasmas volvieron a atormentarme. Por suerte el cumpleaños estuvo muy divertido, nos matamos de risa y terminé acostándome bastante tarde. Ni siquiera la presencia de mi anterior amigovio me perturbó, no sé si tanto por lo agradable de la velada como por la furia interior que sentía por E. Voy a terminar creyendo que es verdad eso de que un clavo saca a otro clavo, lo malo es que el segundo clavo puede ser aún peor.
El lunes transcurrió sin pena ni gloria: hice un poco de catarsis con una de mis amigas pero no ayudó mucho. El martes me trajo un fuerte malestar estomacal que me obligó a permanecer en casa, aunque traté de trabajar de todas formas y mantener la mente ocupada para no darme más manija. Igualmente me sentí más tranquila, o quizás simplemente camino a la resignación, quizás las horas de sueño, especialmente a la siesta, hicieron que me relajara.
A eso de las 8 recibí un sms de E: "¿Cómo está tu agenda el viernes?". A pesar de que la pregunta no sonaba muy romántica que digamos, contesté después de dejar pasar los minutos de rigor que estaba libre. Pasó más de una hora sin que tuviera respuesta, durante la cual traté de no perder la calma. Y ahí fue que llamó a mi celular, entonces le dí el teléfono de casa y continuamos la charla por el fijo. Lo bueno es que finalmente entendió que era él quien debía llamar. Charlamos unos 15 minutos de temas varios, y me invitó formalmente a salir el viernes, pero me anticipó que tenía una limitación: su sobrino adolescente se quedaría el viernes a la noche a dormir en su casa, seguramente llegaría tarde de su salida pero era un trastorno porque se quedaría hasta el sábado. Dijo que incluso había pensado en invitarme a comer a su casa (aunque no sabe cocinar) para que nos quedáramos ahí. Sorprendida me pregunté a mí misma adónde quería llegar y me pregunté también por qué no salíamos el sábado entonces, pero no me animé a preguntárselo a él. Fue ahí entonces que sugirió que quizás podíamos solucionar el problema si yo lo invitaba. Y ahí, mientras luchaba por salir de mi estupefacción, le respondí que yo tenía un problema similar al suyo, aunque el mío es totalmente verídico (el suyo, mmmm): le expliqué que mañana llega mi madre porque se muda a un departamento la semana próxima y se queda en casa unos días hasta que firme el contrato. Le dije que con gusto lo invitaba la semana próxima una vez que mi mamá se marchara. No sé si me creyó, problema de él porque en realidad si hay alguien que con certeza no está inventando soy yo. Digamos que son esas casualidades de la vida, él está complicado y yo también. Creo que no se esperaba esa respuesta de mi parte, la haya creído o no, así que simplemente dijo que igual nos veíamos por supuesto (lo repitió dos veces) y que iba a ver cómo arreglaba el tema. Nos despedimos cariñosamente y quedamos en hablar el viernes y/o mensajearnos durante lo que resta de la semana.
Estos son simplemente los hechos. Es tarde, mañana tengo que levantarme muy temprano, me espera un día muy ajetreado y la cabeza ya no me da para seguir tejiendo conjeturas o establecer las conclusiones del caso. Esa ardua tarea la dejaré para mañana o pasado ...

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