11 may 2008

Estoy en el horno ... I guess


"Cuidado con lo que deseas porque puede convertirse en realidad". Finalmente se concretó la segunda cita (superé la maldición, ¡aleluya!) y fue maravillosa, casi diría mejor que la primera, porque no estaban los nervios del primer encuentro, fuimos más espontáneos, nos relajamos, nos abrimos mucho más y nos dejamos llevar ...
Por supuesto no fue fácil, nada es fácil en esta vida que me tocó. Después de aquel llamado dominguero que no contestó, siguieron unos mails desde su dirección laboral a la mía lunes y martes (agregamos un nuevo canal de comunicación), un llamado que no pudo ser porque yo llegaba tarde de portugués y él se iba a dormir temprano, su viaje al sur por trabajo el miércoles, y dos sms que encontré el jueves al despertar enviados muy tarde la noche anterior:
Sms 1: "Estoy lejos, pero te extraño!" (extraña contradicción)
Sms 2: "Muero por verte, sos hermosa!" (histeriqueo encubierto?)
Le contesté a la noche, preguntándole sencillamente si faltaba mucho para que volviera. Y cuando vi su respuesta casi inmediata, confieso que por primera vez perdí la calma y escribí casi lo primero que sentí en ese momento: que si seguíamos a este paso no nos íbamos a ver nunca, y que iba terminar por creer que no tenía ganas de verme en realidad. El también reaccionó rápido y en vez de seguir escribiendo, me llamó. Me explicó que no conseguía pasaje hasta el sábado a la tarde, que estaba en lista de espera para el viernes, que por supuesto quería verme, que no me olvidara de él, que si lograba adelantar su regreso me avisaba enseguida, que le propusiera algo lo suficientemente atractivo como para hacer lo imposible para volver antes. Con parte de la serenidad recuperada, decidí seguir ese juego y le dije que no podía garantizarle que no me olvidaría de él, que en realidad ya casi ni me acordaba. Al rato llegó un nuevo mensaje que decía que finalmente le habían confirmado un lugar el viernes a la mañana ... caramba, sí que existen los milagros en la navegación aerocomercial. Como demoré un poco en contestar, me volvió a llamar y me propuso lisa y llanamente que lo invitara a comer el viernes a casa si es que para entonces no lo había borrado de mi memoria como en la peli "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos" (yo le había advertido que me iba a someter a un proceso similar). No pude negarme.
No me puse tan nerviosa como la semana anterior, sólo estuve pensando en ese encuentro las 24 horas siguientes, pero de una manera más relajada. Ordené mi casa, encargué el sushi, me ocupé de todos los detalles, quería que fuera una noche perfecta. Y a las 10 y cuarto llegó. No voy a explayarme sobre todos los pormenores de la velada porque me llevaría horas, tantas horas como las que pasamos juntos. Se fue a las 12:30 hs del sábado y todavía siento su presencia en mi casa, es como si no se hubiera ido o mejor dicho como si yo no quisiera que se fuera.
Charlamos mucho, bebimos, le mostré mi casa, mis libros, mis fotos, escuchamos música y seguimos hablando sobre cada uno de nosotros. Nos hicimos preguntas, en una suerte de juego que él propuso donde sólo se podía contestar con la verdad. Algunas respuestas fueron reveladoras, otras tranquilizadoras, y algunas otras muy inquietantes. Pasó lo que tenía que pasar y fue hermoso, hacía mucho que no sentía tantas cosas juntas con un hombre y no es ningún cliché. Fue tan apasionado, dulce, tierno, dormimos toda la noche y toda la mañana abrazados, esta vez disfrutando de una intimidad total y absoluta. Me dijo cosas muy lindas en forma consciente e inconsciente, algunas sin saber muy bien por qué las decía. Yo le contestaba tímidamente y de vez en cuando me perdía en mis silencios, entonces él me preguntaba en qué estaba pensando, que se lo podía decir sin problemas. Cómo explicarle todo lo que se me cruzaba en esos momentos por la mente, un caleidoscopio de sensaciones y sentimientos. Jugamos mucho, me traía agua, me besó todo el tiempo, nos reímos, contó muchas anécdotas, yo conté otras. Se lo veía tan relajado, tan cómodo, era todo tan mágico, y me sentí contagiada, quasi drogada. Pero también hablamos y me dijo muchas cosas muy perturbadoras, que encendieron todas las alarmas y agitaron todos mis temores.
Me contó algo muy íntimo, que tiene que ver con un pasado extremadamente doloroso que lo marca y le duele hasta el día de hoy. Se hizo casi la peor publicidad que uno puede hacer de sí mismo, se autocalificó como un "mamarracho" cuando habló de sus relaciones amorosas, habló de su incapacidad y miedo a comprometerse, aunque algunas veces los venció (de hecho estuvo de novio y convivió); de lo difícil que es soportarlo (que por eso son las mujeres las que en general lo dejan); que él no abandona, sólo desaparece (explíquenme la diferencia); que muchas veces desea que alguien lo espere cuando llega a su casa y otras se alegra de no tener que ver a nadie; que no sabe si algún día se casará pero sí quiere tener hijos; que el día que se comprometa finalmente lo hará convencido porque estará seguro del paso a dar y porque seguramente ya estará cansado de disfrutar de todo lo demás; que cuando ve que las cosas van demasiado bien con una mujer se asusta y desaparece, a veces vuelve a aparecer, otras no sabe; que tiene debilidad por las rubias; que sólo le gustan las mujeres inteligentes; que resulté ser tan hermosa como siempre soñó diez años atrás. No hablamos del futuro inmediato, sí dijimos de sacar entradas para Rent, de ver películas juntos en su casa, de que lo visite en su oficina para que pueda comprobar si le siguen quedando tan bien los trajes grises y azules, de que lo invite alguna noche de la semana a comer unas empanadas a casa, de hacer un viaje juntos. Algunas cosas posibles, algunas no, otras quien sabe. Tardamos en despedirnos, yo no quería que se fuese y él parecía que tampoco quería irse, pero tuve que bajar a abrirle y finalmente se fue. A los 5 minutos me envió un nuevo sms: "Sos una mujer hermosa!", y 15 minutos después me llamó al ver que no le respondía (yo estaba tirada en la cama tratando de sentir todavía su olor). Me dijo que le había encantado la cena, mi casa, mis cosas, y por sobre todas las cosas, yo.
Todavía hoy domingo estoy intentando procesar todo lo que me dijo y nos dijimos, lo que sentí, y aún estoy tratando de luchar contra los recuerdos y vestigios de una noche que dejó huellas. Mi mente es un torbellino, tengo un nudo en la garganta y por sobre todas las cosas, tengo mucho, mucho miedo. Lo peor de todo es que yo sabía que esto iba a pasar y no pude ni quise hacer nada para evitarlo. Estoy en el horno, I guess ...

4 may 2008

La maldición de la segunda cita


En los últimos años no pude escapar a esa maldición ... la de la segunda cita. Porque no importa cuán buena haya sido la primera, siempre se necesita de una segunda para refrendarla, no hay otro modo. De qué vale haber pasado una noche/tarde/día fantásticos si después no tenemos la oportunidad de confirmar esa impresión que tuvimos, o de remediar algún error que cometimos, compensar algún impulso irrefrenable que seguimos, o darle una segunda chance a alguien que no nos convencio del todo pero que puede tener potencial.

No voy a retrotraerme demasiado en el tiempo, porque para muestra bastan algunas citas de los pasados dos años. En los dos primeros casos no llegué a la segunda cita por la sencilla razón de que el candidato en cuestión no me gustó.

Recuerdo que el primer candidato era insoportable, la peor cita de mi vida lejos. Nos habíamos conocido en una fiesta de disfraces en la que él estaba acompañado y yo fui con una pareja amiga supuestamente para que me presentaran a otro chico. Luego nos conectamos vía mail y teléfono a través de mi amiga, y me invitó a salir. ¡Un tormento! Me pasó a pasó a buscar por casa y dimos vueltas casi una hora buscando un lugar donde ir, ya que él dijo no conocer la zona y por ende ningún restaurant o bar o lo que fuera. Finalmente recaímos en un restaurant-winery muy tranquilo que a mí me gusta mucho. No nos pudimos poner de acuerdo sobre qué tomar (ahí ya empezamos mal). Luego comenzamos a charlar, bah charlar es un decir. Comenzó su interminable monólogo a lo largo del cual, entre otras cosas, me habló de sus ex-novias, dijo que Europa no era nada del otro mundo y otras tantas barbaridades que serían un sacrilegio en cualquier manual de primeras citas. De más está decir que aduje un cansancio repentino para terminar con ese calvario y a los cinco minutos volvía aliviada a mi casa. Conclusión: no hubo segunda cita por razones obvias, el candidato resultó un pelmazo.

El segundo candidato parecía buen chico. Amable, muy caballero, divertido, pero no congeniamos. Era el amigo del marido de una amiga, ella le pasó mi teléfono y me invitó a salir. Fuimos a comer a un restaurant en Palermo que yo no conocía, charlamos un montón (esta vez sí fue un diálogo) pero no hubo piel ni atracción ni curiosidad ni nada. Me devolvió a la puerta de mi casa y tácitamente supimos que no volveríamos a vernos. Conclusión: no hubo segunda cita porque no funcionó, una pena.

El caso que voy a comentar ahora sí que fue paradigmático. La salida con F. fue una de las mejores citas que recuerdo haber tenido: simple, espontánea, completa. Nos conocimos en el recital que dio Cerati el año pasado en Figueroa Alcorta y Pampa, intercambiamos teléfonos, luego mails y comenzamos a chatear. Estuvimos dos semanas conociéndonos por MSN, fueron charlas muy amenas, divertidas, tranquilas. Un sábado a la tarde nos encontramos en el chat y me invitó salir. Fuimos al recital de una banda underground de la que el era fanático en Unione e Benevolenza. Luego fuimos a comer pizza por la calle Corrientes, y más tarde a tomar un café a El Gato Negro, un bar que les recomiendo. Seguimos charlando y charlando, y descubrimos que teníamos mucha afinidad especialmente a nivel intelectual. Pasó el tiempo sin querer y sin que lo advirtiéramos, se hizo de madrugada y decidimos venir para el lado de mi casa. Dimos unas vueltas por el barrio, estuvimos sentados un rato en un banco del boulevard y todo marchaba tan bien que lo invité a tomar un café y escuchar música en mi casa. No pasó nada, simplemente unos besos, abrazos, mimos que se prolongaron hasta las 7 de la mañana. Recuerdo que hasta tomó un baño ... qué loco, no? Sin embargo, después reparé que el final de la cita no fue acorde a lo que había sido el desarrollo, la despedida fue un tanto fría. En ese momento no me di cuenta porque estaba alucinada con la noche que acababa de pasar. ¿Qué pasó después? No volvimos a hablar, chateamos cada vez menos hasta no chatear, y tuve que escribirle un mail casual para no quedarme al menos con la intriga. Y ahí saltó el consabido "no sos vos, soy yo". F. se había percatado que yo era una chica para tomar en serio, y él no estaba en un buen momento personal, por lo tanto lo mejor era dejar de hablar, chatear, dejar todo. Conclusión: no hubo segunda cita porque ... ¿por qué no hubo segunda cita?????

Y ahora llegamos a E., con quien transcurridas dos semanas de nuestra primera cita aún no hemos podido concretar la segunda. Me había llamado el martes para invitarme, el jueves chateamos y no hizo más que repetir que tenía muchas ganas de verme y que la íbamos a pasar genial. Más tarde esa noche me envió un sms para reiterar una vez más las ganas que tenía de verme. Pero el viernes recibí otro sms con la devastadora noticia: estaba internado con un cólico renal y por supuesto no iba a poder salir. Me llamó a la noche, dijo que se sentía mejor y que era algo que ya le había pasado varias veces. Ayer sábado le envié un sms para ver si seguía mejorando, me contestó brevemente que estaba mejor, gracias y besos. Hoy vi que anoche muy tarde me escribió por Facebook: "Me siento mejor ... y muero por estar con vos, gracias por tu sms. Sos hermosa ... te extraño. Take care, E.". Semejante contraste entre su conciso sms de la tarde y estas líneas tan efusivas me descolocó un poco, consideré que no debía contestarle, al menos por ahora. No pensaba escribirle y mucho menos llamarlo hoy, pero después de chatear con mi amiga P. me di cuenta que no tenía nada de malo y que me moría de ganas de hacerlo. Así que hace un rato, en una de las pausas mientras escribo en este blog, lo llamé al celular. Y sucedió lo temido, no me contestó, y ahora está sucediendo lo más temido: todavía no me contestó el mensaje que le dejé. Conclusión: la segunda cita sigue sin concretarse a pesar de los amagues, las promesas y los deseos latentes. Surgen demasiados obstáculos: un casamiento, un cólico renal, ¿qué seguirá? ¿Por qué es tan difícil? ¿Qué sucede en realidad? Los maravillosos detalles de nuestra fabulosa primera cita se van diluyendo en el tiempo. ¿Realmente salimos o lo imaginé?

No puedo creer que todo esto me esté sucediendo, me cuesta creer algunas cosas pero no quiero caer en la paranoia. Solamente me pregunto, mientras mis esperanzas de vencer la maldicion se desintegran: ¿qué hice yo para merecer esto?

1 may 2008

Y cómo es él?


Creo que es hora de que les hable de E., de cómo es él. Porque hasta ahora no hice otra cosa que contar todo lo que pasó entre nosotros desde que la vida (o mejor dicho Facebook) hizo que nos volviéramos a cruzar.

E. es atractivo (sin llegar a ser buen mozo), tiene una mirada penetrante e es innegablemente sexy. Tiene una estatura mediana, es delgado, atlético, y su boca y sus manos son hermosas. Es muy inteligente, culto y tiene mucho mundo. Quizás habla demasiado de él, y habla muy rápido también, no sé si producto de cierta disimulada timidez. Sabe que es lindo, sabe que es inteligente y eso hace que sea muy seguro de sí mismo, lo que exuda sensualidad. Es tremendamente prolijo en su apariencia, es elegante y se viste muy bien.

Recuerdo que cuando lo veía en el estudio (la empresa donde nos conocimos hace 10 años) no podía evitar suspirar. Lo veo todavía con sus trajes azules o grises impecables, sus inmaculadas camisas blancas y sus bellas corbatas, siempre bien peinado y oliendo exquisito, siempre seductor aunque distante. No hablábamos mucho en esa época, nos encontrábamos en algún pasillo o en el ascensor o en la puerta del edificio, y me saludaba con un simple "hola, cómo estás". Nunca iba a los eventos sociales, es decir fiestas, despedidas, cumpleaños, happy hours, o al menos no recuerdo que hayamos coincidido en ninguno. Si no fuera por él, tampoco recordaría ese pico que nos dimos en la fiesta de fin de año en el Sheraton. Creo que sí alguna vez nos cruzamos en Pinamar.

Siempre lo recuerdo de novio: con una chica del estudio, una rubia insulsa y esquelética que ni siquiera era linda (sin ánimo de ofender, juro que es la verdad) y mucho menos simpática. Con ella salió varios años e incluso convivieron. Yo hubiera jurado que se había casado con ella pero él me contó que se está por casar con otro y que mantienen una muy buena relación. Después se ve que salió con otras, de acuerdo a lo que me contó: hubo una María, una Gabriela, una Betina, etc etc.

No habla mucho de su familia, parece que estuviera muy solo en ese sentido. Su mamá murió cuando él tenía 22 años, tiene un hermano mayor al que no ve, y hasta donde sé un sólo sobrino, el adolescente que les comenté el martes. Tiene también dos ahijadas. Dice que le encantan los chicos, hasta me dijo que uno de los cuartos de su departamento está destinado para el hijo o hijos que piensa tener. Tiene varios amigos, según parece, a los cuales conozco en su mayoría porque eran del estudio, con quienes se encuentra prácticamente todas las semanas y con un par mucho más seguido.

Quedé gratamente sorprendida por su formación intelectual y miren que no es fácil impresionarme. Es contador y licenciado en administración de empresas, pero desde hace unos años está estudiando sociología. ¿Qué tal? Se nota que es un ávido lector, hablamos mucho de libros y pude curiosear también su interesante biblioteca. Le gusta mucho la música y el cine. Le gustan los idiomas; habla un perfecto inglés y también está estudiando francés. Le encanta viajar, tiene una pasión que raya en lo inexplicable por Irlanda ("tenés que ir", me dijo varias veces) y una gran fascinación por La Gran Manzana. Tiene un agudo sentido del humor, sabe reírse de sí mismo aunque hasta ahí nomás.

Su casa es grande, luminosa y ordenada, casi un reflejo perfecto de su personalidad. Cuando me preguntó si me gustaba, le respondí que sí porque está llena de libros, CDs y fotografías. Tiene varias fotos de él en sus viajes, con amigos, y una de su madre cuando era chica que me conmovió particularmente. Todo está muy ordenado, tiene varios espejos y muchas ventanas.

Ahora bien, detrás de esa personalidad arrolladora, también existe un egocéntrico, un soberbio y un tímido solapado. Incluso tras esa seguridad en sí mismo, creo que hay un dejo de inseguridad que se trasluce en su necesidad de quedar siempre bien, causar una perfecta impresión en cada acción que ejecuta, ya sea trabajando, haciendo algún deporte o tratando de conquistar a una mujer. Hasta puedo imaginar una mente bastante calculadora, como si midiera cada paso que da, como si no se detuviera hasta conseguir sus propósitos, como que nada es casual en él.

Eso es todo lo que pude ver hasta el momento, aunque sé que todavía puede haber mucho más. ¿Quién sos, E.? ¿Lograré conocerte en realidad o sólo me permitirás llegar hasta dondé vos quieras? ¿Y después qué? Debo admitir que hasta ahora todo lo que vi me gustó, incluso sus más oscuros defectos. Sé que sos un enigma ... y mal que me pese, siempre adoré las personalidades complejas y los misterios ...

30 abr 2008

No sabe, no contesta

Estoy desconcertada, cada vez más. Y si insistiera un poco más, hasta podría llegar a desconfiar también pero no quiero. Tampoco quiero jugar a la detective y tratar de averiguar, porque quizás no quiero enterarme, al menos no todavía.
El sábado finalmente dio señales de vida, aunque no de la manera que yo esperaba. Simplemente chateamos y la charla fue más o menos la siguiente:
E: ¿Cómo estás?
D: Muy bien y vos?¿Qué tal el viaje?
E: Bien, agotador ... y encima ahora tengo un casamiento ...
(Tsunami de chanes, al mejor estilo "Duro de Domar")
D: ¿Esta noche? (Tragando saliva, intentando entender)
E: Si.
(Silencio de mi parte)
E: La pasé muy bien con vos la otra noche.
D: Yo también.
E: ¿Tendriamos que vernos uno de estos días?
D: Podría ser ...
E: Podría.
D: Sí.
E: Avisame entonces, sabés que te puedo conseguir un buen vodka.
(Otra vez sopa, o mejor dicho "otra vez vodka")
D: No. Mejor llamame vos. Ya sé que tenés un buen vodka.
(Parecía en chiste pero en realidad era en serio).
E: Ok te llamo. Tengo MUCHAS ganas de verte. Odio los casamientos pero bueno, no me queda otra ...
D: No vayas jejeje
D: (chiste)
E: No seas mala, no me tientes ...
D: Entonces no me digas que tenés ganas de verme cuando no podés.
(O sea en criollo, no me histeriquees)
E: Está bien. Pero ...
D: Pero?
E: Tengo muchas muchas ganas de verte. Hablamos entonces en la semana.
D: Ok. Yo quizás tengo un cumple, de un amigo que volvió hoy de Mexico y no sabía todavía si iba a hacer algo.
E: Te mando un montón de besos en esos ojos hermosos.
D: Que lo pases lindo en el casamiento. Besos para vos también.
E: Más besos, byee
D: Bye
Y eso fue todo. Sobra decir que inmediatamente después hubiera querido tirar la notebook contra la pared (como si la pobre tuviera la culpa). Jamás me había pasado algo así, los hombres no dejan de sorprenderme ni un segundo. Cuando pienso que conozco todas las excusas, tretas, mentiras piadosas, etc etc, siempre aparece algo nuevo. ¿Cómo tomar esto un sábado a las 6 de la tarde cuando esperabas tener una maravillosa segunda cita? ¿Cómo digerir esta realidad cuando estuviste prácticamente toda la tarde fantaseando con lo que sería tu noche de sábado? ¿Qué hacer con todas esos detalles que estuviste planeando para "el momento que te imaginabas"? N-N-N ... Nada, No es preciso que Nadie me conteste.
De todas formas no rompí nada, mastiqué mi frustración, me tragué mi angustia e intenté pasar la noche sabatina como pude. Mi amigo C me dejó un mensaje para ir a comer pero no tenía ánimos. Mi mal humor iba a ser demasiado notorio, soy muy transparente a veces.
El domingo me levanté tarde, con dolor de cabeza y un cierto malestar estomacal. El día se anunciaba agradable pero poco a poco se fue tornando gris y bucólico. Dormí de a ratos la siesta, miré televisión, navegué por internet, leí el diario. No tenía fuerzas para escribir en el blog, todavía me duraba la bronca y tenía miedo de escribir muchas barbaridades juntas. A la noche tuve el cumpleaños de C, quien había decidido hacer un asado para todos sus amigos en la casa de V. Antes de que me pasaran a buscar, sufrí un momento de debilidad y le envié un sms para preguntarle cómo estaba y qué tal había estado el casamiento. Demoró en contestarme, me dijo que había salido justo a correr, que los casamientos lo aburren pero bue, y me preguntó como estaba. Le respondí que bien, que finalmente tenía el cumple esa noche y le mandé besos y buenas noches. Su respuesta final fue muy concisa: ¡Besos!
Este breve intercambio de mensajes de texto obviamente no cumplió mis expectativas, me sentí peor y los viejos fantasmas volvieron a atormentarme. Por suerte el cumpleaños estuvo muy divertido, nos matamos de risa y terminé acostándome bastante tarde. Ni siquiera la presencia de mi anterior amigovio me perturbó, no sé si tanto por lo agradable de la velada como por la furia interior que sentía por E. Voy a terminar creyendo que es verdad eso de que un clavo saca a otro clavo, lo malo es que el segundo clavo puede ser aún peor.
El lunes transcurrió sin pena ni gloria: hice un poco de catarsis con una de mis amigas pero no ayudó mucho. El martes me trajo un fuerte malestar estomacal que me obligó a permanecer en casa, aunque traté de trabajar de todas formas y mantener la mente ocupada para no darme más manija. Igualmente me sentí más tranquila, o quizás simplemente camino a la resignación, quizás las horas de sueño, especialmente a la siesta, hicieron que me relajara.
A eso de las 8 recibí un sms de E: "¿Cómo está tu agenda el viernes?". A pesar de que la pregunta no sonaba muy romántica que digamos, contesté después de dejar pasar los minutos de rigor que estaba libre. Pasó más de una hora sin que tuviera respuesta, durante la cual traté de no perder la calma. Y ahí fue que llamó a mi celular, entonces le dí el teléfono de casa y continuamos la charla por el fijo. Lo bueno es que finalmente entendió que era él quien debía llamar. Charlamos unos 15 minutos de temas varios, y me invitó formalmente a salir el viernes, pero me anticipó que tenía una limitación: su sobrino adolescente se quedaría el viernes a la noche a dormir en su casa, seguramente llegaría tarde de su salida pero era un trastorno porque se quedaría hasta el sábado. Dijo que incluso había pensado en invitarme a comer a su casa (aunque no sabe cocinar) para que nos quedáramos ahí. Sorprendida me pregunté a mí misma adónde quería llegar y me pregunté también por qué no salíamos el sábado entonces, pero no me animé a preguntárselo a él. Fue ahí entonces que sugirió que quizás podíamos solucionar el problema si yo lo invitaba. Y ahí, mientras luchaba por salir de mi estupefacción, le respondí que yo tenía un problema similar al suyo, aunque el mío es totalmente verídico (el suyo, mmmm): le expliqué que mañana llega mi madre porque se muda a un departamento la semana próxima y se queda en casa unos días hasta que firme el contrato. Le dije que con gusto lo invitaba la semana próxima una vez que mi mamá se marchara. No sé si me creyó, problema de él porque en realidad si hay alguien que con certeza no está inventando soy yo. Digamos que son esas casualidades de la vida, él está complicado y yo también. Creo que no se esperaba esa respuesta de mi parte, la haya creído o no, así que simplemente dijo que igual nos veíamos por supuesto (lo repitió dos veces) y que iba a ver cómo arreglaba el tema. Nos despedimos cariñosamente y quedamos en hablar el viernes y/o mensajearnos durante lo que resta de la semana.
Estos son simplemente los hechos. Es tarde, mañana tengo que levantarme muy temprano, me espera un día muy ajetreado y la cabeza ya no me da para seguir tejiendo conjeturas o establecer las conclusiones del caso. Esa ardua tarea la dejaré para mañana o pasado ...

26 abr 2008

El que no arriesga no gana?


Sábado a la mañana, no pude dormir a mis anchas como usualmente hago. Esta vez me levanté temprano, al menos por ser fin de semana, a las 10. Anoche también me costó un poquito dormirme, y eso que estaba cansada y tenía mucho mucho sueño.

Estoy nerviosa, debo confesarlo. Creo que hoy es un día clave, después de acá estoy jugada y puede pasar cualquier cosa. Lo que viene no va a ser nada en comparación con la incertidumbre de la semana pasada, ya he pasado por momentos similares y sé de que se trata. El problema es que ahora de verdad me importa lo que pase; antes me ponía mal y no sabía muy bien por qué, en cambio ahora conoceré perfectamente el motivo.

El miércoles me escribió y el jueves llamó, sobra decir que respiré aliviada. Tal como la mayoría de los pronósticos auguraba él apareció y me sentí una tonta por ponerme tan ansiosa el martes. Sus mensajes fueron muy breves, pero concretos: me preguntó cómo estaba, me contó que él estaba bien pero cansado y que esa tarde se iba al interior por trabajo, y me envió besos, MUCHOS besos (sic). El jueves salí a comer con amigas, al principio coloqué tímidamente mi celular sobre la mesa del restaurant, y luego al transcurrir los minutos lo guardé en la cartera. Un rato después chequeé el display y descubrí sorprendida una llamada perdida suya. Esperé unos minutos y lo llamé; lo noté muy cansado, no se escuchaba bien, me dijo que quería saber cómo estaba yo, que estaba en La Pampa, que volvía el viernes tarde u hoy sábado a más tardar al mediodía; que era hermosa (yo le dije que él era un mentiroso, igual que el sábado pasado jaja), y por último me dijo que lo llamara hoy si quería hacer algo. Ay, me poné frenética que insista tanto en que yo lo llame ... ¿¿¿por qué??? Le contesté que no lo quería molestar por si estaba descansando, que le enviaba un sms, y él siguió insistiendo. Nos despedimos con varios besos de por medio, tras 5 minutos de charla.

¿Cuál es el punto ahora? ¿Debo llamarlo? Muchos dirían que estoy debidamente habilitada a hacerlo porque él me lo pidió, pero debido a mi inseguridad patológica dudo que sea una buena idea. ¿Y si no lo llamo? ¿Corro el riesgo de mostrar desinterés? ¿Me está probando?

Ayer una de las dos amigas a quién les conté sobre E. me dijo que debería relajarme un poco y dejar que las cosas fluyan, después de todo nadie sabe lo que puede pasar y no tengo garantía de nada, y me preguntó por qué tengo tanto miedo. Mi otra amiga es más bien escéptica, de alguna manera sugiere que me estoy apresurando, y me llama mucho la atención porque ella es bastante más lanzada que yo.

Sé que en última instancia voy a hacer lo que sienta en ese momento, más allá de lo que me diga el resto del mundo. Y sé que me haré cargo de mis acciones aunque en los días subsiguientes esté nuevamente devorándome las uñas ante la incertidumbre de saber cómo va a continuar todo esto. Sólo debo estar preparada para lo peor ... o quizás también para lo mejor ...

23 abr 2008

Cuánto es poco, cuánto es mucho ...


Ya lo sé, hace casi un mes que no escribo y es lógico presumir que puedo estar pasando el mejor de mis momentos y que ya no necesito desahogarme en este blog.

No es así, estoy en una situación distinta pero sintiéndome fuera de mi eje una vez más. No pasaron demasiadas cosas en estos cuasi 30 días; lo más importante es que el tiempo como siempre es el mejor aliado que uno tiene para olvidar a las personas o por lo menos verlas desde otro punto de vista.

No volví a ver a D, sí chateé un par de veces con él (con algunas confusiones de por medio, por bromas que le hice) en términos muy amigables. Volví a verlo dos veces más: una, cuando salimos con los chicos y lo encontramos en un bar, nada interesante para mencionar; y la segunda fue apenas anoche, cuando yo volvía del gym y lo vi tomando un helado en la vereda, pero no me detuve a hablar con él, simplemente lo saludé a la pasada.

Traté de salir adelante, mejoró mi ánimo, mejoró mi estado de salud aunque ahora este maldito humo se empeñe en derrumbarme. No obstante, hay otras cosas que me dejan sin aire, que me ahogan, que me producen espasmos y no precisamente respiratorios.

Apareció alguien del pasado, a quien apenas conocía de vista y de intercambiar algunas palabras en el pasillo o el ascensor de un trabajo anterior. Alguien que no me era indiferente, pero que siempre pareció muy distante, un imposible. Daba la impresión de ser muy introvertido, reprimido, lejano y que nunca se fijó en mí. Hace 10 días me contactó a través del Facebook, la nueva herramienta de levante según me han dicho y que estoy confirmando quizás ahora. Me envió mensajitos por ahí, me pasó sus teléfonos, me envió un regalito virtual, me preguntó cuándo nos veríamos, que le avise. Le contesté tímidamente, con cierta desconfianza. Volvió a insistir días después, y finalmente acordamos vernos el sábado pasado. No voy a negar que mi autoestima se inyectó de entusiasmo, sentí nuevamente esas mariposas en el estómago que anuncian buenos presagios. El sábado me propuso ir a comer en lugar de tomar unos vodkas como había sido el plan original, y por supuesto acepté.

No voy a explayarme sobre el desarrollo de la salida porque los detalles ya no importan. Sólo puedo decir que fue una noche casi perfecta, con algunos desajustes, algunas fallas, pero nada grave. Traté de ser espontánea, divertida, yo misma, pero siguiendo los pasos del manual de las primeras citas como nunca antes recuerdo haberlo hecho. Mostré interés en el grado justo, no hablé demasiado de mí, no me hice la inteligente ni la graciosa, no hablé de fútbol, en fin todo aquello que los expertos y los experimentados postulan que hay que hacer. El se esforzó por conquistarme, por impresionarme: fuimos a un restaurant excelente y caro, pidió un buen vino, fue caballero, galante. Demostró que había leído en detalle mi perfil de Facebook, me preguntó lo justo sobre mi vida amorosa, habló lo justo sobre la de él. Se mostró como el candidato perfecto: maduro, seguro de sí mismo, disponible, inteligente, caballlero, quizás queriendo dar una imagen demasiado perfecta. En la cena tomó un poco de más, tal vez producto de los nervios, pero no fue grave. Me invitó a tomar los vodkas prometidos en su casa; dudé en aceptar, obviamente tenía miedo de que la situación se me fuera de control y estropear una vez más lo que podría ser una maravillosa oportunidad. Finalmente dije que sí, cuando me juré y me aseguré de que no iba a pasar a mayores. Me mostró su casa, fue muy educado, charlamos, recordamos viejos tiempos, una anécdota muy curiosa que yo prácticamente había olvidado, y me besó. Obviamente quiso avanzar más allá de eso, y aunque ganas no me faltaron (lo confieso) y corrí el riesgo de quedar como una histérica o una tonta, le dije que no. Conclusión: dormimos toda la noche abrazados, con muchos besos y mimos de por medio, que se prolongaron durante la mañana. Eso sí, sus ronquidos no me dejaron dormir todo lo que yo hubiera querido, pero qué son unos simples ruidos cuando uno la está pasando tan bien con el hombre de sus sueños al lado. Me trajo el desayuno, me llenó los oídos de las palabras más dulces que había escuchado en el último tiempo, no quería que me fuera, en fin varias cosas que hicieron que olvidara haber visto dos preservativos prolija y estratégicamente ubicados sobre la torre de cds al costado del futón. Conseguí por lo menos dos veces no caer en la tentación, después de la última me dijo claramente que yo le gustaba mucho y no mentía. El adivinó la confusión que yo sentía y me tranquilizó diciendo que estaba todo bien, que no faltaría otra oportunidad, que no era ni tonta ni histérica, me hizo sentir la mujer más linda y deseada del mundo ... Me dio un pequeño block de Starbuck que decía "Have you got any idea about us?" para que si quería le escribiera algo divertido. Así lo hice y escondí el papel en su laptop para que lo encontrara más tarde. Todo tiene un final por supuesto, con lo cual al mediodía me depósito gentilmente en la puerta de mi casa, después de alrededor de 15 horas juntos. Alguna vez tuvieron una cita tan larga?

No hace falta decir que durante todo el día pensé mucho en él y a la noche le mandé un breve sms deséandole dulces sueños y una buena semana. Su respuesta fue inmediata, muy cariñosa y muy sensual sin ser desubicada. Hasta ahí todo bien, sin embargo hoy comenzó mi calvario.

En los manuales de las primeras citas los expertos dejan entrever que no es bueno que el hombre llame demasiado pronto para no parecer ansioso ni desesperado, pero que tampoco es bueno dejar pasar más de 2 o 3 días porque se puede interpretar como falta de interés. Ya pasaron 48 horas desde aquel sms y unas 60 horas desde que nos vimos, y nada. Siento que si mañana no tengo noticias suyas voy a caer en la más oscura de las depresiones y no quiero volver a sentirme así. Será que me estoy apurando, que lo estoy juzgando mal, que es otro más a quién no le intereso, que montó una mise-en-scene perfecta para hacerme caer y como no lo logró del todo decidió buscar una nueva presa, que me está histeriqueando, que se cree tan seguro de sí mismo (según mencionó al pasar) como para esperar que sea yo quien lo llame, que es otro enfermo que se cruza en mi camino sólo para que afloren mis terribles inseguridades y fantasmas de errores pasados???

Cómo puede ser que me esté pasando otra vez lo mismo, una vez más??? Qué debo hacer? En qué me equivoco? y si no es mi culpa, como seguramente muchos me dirán, por qué tengo que toparme una y otra vez con este tipo de hombres con los que las cosas siempre resultan mal?? Qué hice yo para merecer esto?? no lo busqué, no busqué esta situación, todo se dio de la manera más casual, no me apresuré, no cometí los errores de antaño ... qué es lo que está saliendo mal???

O será que soy yo la demasiado ansiosa y desesperada?? cuantos días más debería esperar para que me llame, o me escriba? cuánto es poco? cuánto es mucho? Qué hago si mañana no me llama después de las 72 horas de rigor? Si hoy martes, en realidad madrugada del miércoles, estoy así no quiero imaginar cómo estaré cuando finalmente se cumpla "el plazo". Si algo tengo claro es que no lo voy a llamar, antes de eso me corto las manos y se las tiro al rottweiler del primer piso; tampoco creo que sea bueno enviarle un sms; menos escribirle por el Facebook (ya pasamos esa etapa drásticamente); podría escribirle un mail casual para tantear el terreno y ver si es que está esperando alguna señal de mi parte. Parte de mí se muere por hacer esto, pero hay otra que me dice que no debo hacerlo. Que una vez más no debo cometer las equivocaciones del pasado. Qué voy a hacer entonces?? Resignarme, esperar mansamente que me escriba dentro de una semana o que nunca vuelva a saber de él, o que aparezca pero por el Facebook (sería la peor afrenta)? Debo ir al médico para que me recete ansiolíticos? me tomo media botella de tequila (el vodka no sería buena idea) para anestesiarme? No hace falta agregar que detesto esta incertidumbre por sobre todas las cosas, prefiero mil veces la nada, al menos uno no tiene que preocuparse o estar compulsivamente mirando el display del teléfono. "Blessed is the one who expects nothing for he shall never be disappointed". Cuánta razón tenía Alexander Pope.

Una vez más me encuentro esperando, esperando ... cuánto es poco? cuánto es mucho?

24 mar 2008

Felices Pascuas ... la casa está en orden??

Todo empezó después del Carnaval ... al Carnaval le siguió la Cuaresma, época de penitencia y abstinencia, y la Cuaresma terminó en las Pascuas ... Pasaron las Pascuas y además de ser el feriado largo más esperado del año, coronaron la síntesis de lo que fue mi estado de ánimo durante el mes pasado. La última cena ... o el último encuentro. La muerte de lo poco o de lo que no había, el dolor por lo que no puede ser, la desolación una vez más, y por último, el domingo de resurrección.

Aunque la resurrección, como bien les comenté en la entrada anterior, comenzó hace una semana en realidad sin que todavía haya podido determinar las causas, en qué momento se produjo el "magiclick". ¿Importa acaso? Creo que no, lo importante es cómo me estoy sintiendo ahora, y aunque en apariencia haya dado unpaso adelante dudo mucho que así sea en verdad. Estoy cuasi convencida de que sigo retrocediendo casilleros.


Ya no lloro, no me lamento, no estoy en apariencia deprimida pero sí reconozco que estoy un poco agresiva, intolerante e impaciente. Hay determinadas personas, situaciones y actitudes que me sacan particularmente de quicio. Voy a tener que mejorar eso también. Sí tengo mejor ánimo, más energía para salir e interactuar con la gente. No estuve pensando tanto en él, al menos no de la manera en que lo hacía antes. No siento ya esas ganas irrefrenables de no verlo que escondían ganas de sí verlo. Ahora lisa y llanamente me muero de ganas de verlo y no temo reconocerlo.


El lunes pasado a la noche lo vi conectado y le escribí. Al principio se portó como las últimas veces: escribía poco, respondía con monosílabos, no me hacía preguntas, etc. Después comenzó a hablarme como las primera veces que chateamos, me pasó temas de música (con letras por demás deprimentes) y nos reímos bastante. Le pregunté si se iba a algún lado para Semana Santa y me dijo que no sabía, le dije que yo tampoco. Estuvimos chateando durante poco más de una hora y nos despedimos muy amigablemente. La noche siguiente tuve que luchar contra la inmensa tentación de llamarlo para que nos veamos. Debo confesar que me moría de ganas de estar con alguien y no se me ocurría una mejor opción que él. ¿Por qué será? ¿Prefiero lo conocido aunque malo para mi salud mental que lo desconocido? Por momentos se me ocurría que podía tratarlo o usarlo de la misma manera que él a mí, simplemente para el sexo. ¿Por qué no? ¿Qué más puedo perder a esta altura con todo lo que pasó? Lo peor que puede pasar es que piense que estoy rematadamente loca y eso no sería una novedad. Estuve con esa idea en mente toda la semana pero todos los días encontré una excusa para no llamarlo. El martes, porque creí que estaba comiendo con sus amigos. El miércoles, porque supuse que habría salido a bailar. Y a partir del jueves, porque imaginé que se había ido a alguna parte porque no lo vi más conectado en el messenger. El viernes tuve un momento de debilidad y le envié un tímido sms deseándole felices pascuas y preguntándole si se había ido. No me contestó hasta hoy, se fue a Salta con unos amigos (R incluido). Hoy no lo llamé porque preferí pensar que estaba cansado por el viaje, ahora acaba de conectarse aunque lo veo "Ausente".

Desde el jueves vengo pensando en llamarlo mañana pero no lo haré porque seguramente se reunirán todos a comer por la llegada de J y no quiero ser el centro de todos los comentarios y burlas. Y muy probablemente se me vayan ocurriendo excusas para los días subsiguientes a pesar de que tengo muchas ganas de verlo y muchas ganas también de acabar con esta autoimpuesta abstinencia. Sé que el viernes podría haber conocido a alguien si hubiera querido y anoche podría haber salido a conocer alguien como hicieron las chicas si hubiera querido también. ¿Pero quiero realmente conocer a alguien? ¿ Quiero realmente volver a verlo? Resulta todo tan confuso, mi autoestima que antes estaba al borde del piso ahora descendió bajo el nivel del mar. Todo me afecta, venga de él, de mis amigos más cercanos, de mis amigos más nuevos, de mis conocidos o de quien sea.


Entonces, cambiaron las cosas en realidad? ¿Acaso no sigue todo igual que hace un mes cuando comencé a ver todo con tristeza y desesperanza? ¿No estoy disfrazando acaso mis verdaderos sentimientos y emociones en vez de sobreponerme a ellos?


Como generalmente pasa, demasiadas preguntas para tan pocas respuestas.

17 mar 2008

Renaciendo



Hoy fue un día muy extraño. Por primera vez en muchos muchos días, casí más de un mes, no estuve deprimida, ni desganada, ni decaída, ni me sentí mal ni enferma. Estuve razonablemente de buen humor, me reí, me permití divertirme, estuve con mucha gente, lo disfruté. No me pregunten en qué momento hice el click porque no sabría decirles. Tampoco puedo asegurarles si esto va a durar. Ayer, tan sólo ayer, me sentía sin fuerzas para nada, estuve fuera de casa toda la tarde y no veía la hora de regresar.
Ignoro cómo me voy a levantar mañana, espero que igual o mejor. Anhelo sinceramente que esto sea progresivo, que esté renaciendo de mis cenizas. No recuerdo en los últimos años haber atravesado tantos días seguidos de depresión, hacía mucho tiempo que no me pasaba. Será que toqué fondo mal y ahora es el momento de levantar? Si analizo la realidad externa, nada cambió para producir este cambio, valga la redundancia. No ocurrió nada bueno que me levantara el ánimo, nada malo que lo empeorara aún más. La mente sigue caminos inescrutables, tiene oscuros mecanismos que en el momento menos esperado nos rescata de una caída total y absoluta. Por más que uno no llegue a ver una causa aparente, sólo sucede y ya está.

El viernes mis amigos salieron y se encontraron con él, y él los vio sin mí, tal vez se dio cuenta de que yo no estaba, quizás ni siquiera reparó en ese detalle. Tenía ganas de salir esa noche pero no logré reunir las fuerzas necesarias para cambiarme, maquillarme y producirme, y resolví quedarme a salvo en casa y acostarme temprano. Es extraño: por un lado quiero que me vea siguiendo mi vida, divirtiéndome, sin sospechar que puedo estar mal (en realidad, no creo que esa posibilidad se le cruce ni remotamente por la cabeza), y por el otro me gustaría que se preguntara por qué ve a todo el grupo y yo no estoy (será que estoy mal, que salí con alguien, etc etc.). Y lo más factible es que nada de eso ocurra, porque después de todo soy insignificante en su vida.

Igual creo que eso cada vez me importa menos. Hoy al menos no importa, mañana no lo sé ...

12 mar 2008

Y ahora qué?

Hace días que tengo el blog abandonado, intenté escribir pero no reuní las fuerzas necesarias. No me sentí bien los últimos días, sin energía, desganada, y siempre triste ... Me distancié de mis amigos, no tenía ganas de salir, pasé el fin de semana prácticamente encerrada. Sólo salí el domingo y para colmo de males lo vi.
Es increíble, cuanto menos querés encontrarte a alguien, ahí aparece. Si tan sólo no hubiera pasado primero por mi casa mientras las chicas me esperaban, si hubiéramos ido directamente al restaurant, si Male no lo hubiera divisado al otro lado de la calle, si ... si ... si ... Me saludó correctamente, lo respondí secamente, me hice la distraída buscando algo en mi bolso inmenso. Le di la espalda mientras hablaba con los demás, lo ignoré en una palabra. No sé si percató, no creo que se haya dado cuenta. Ya sé que fue una actitud infantil, no hace falta que nadie me lo diga porque me doy cuenta. Pero qué puedo hacer? no esperaba encontrármelo, reaccioné en forma instintiva, había mucha gente a nuestro alrededor y sentía ridículamente que nos podían estar observando. Si ni siquiera se debe haber dado cuenta que lo eliminé del Facebook, con todos los amigos y especialmente amigas que ha sumado entre sus contactos. Lo eliminé y sin embargo sigo entrando a su perfil para enterarme de algunas cosillas de su vida que por supuesto no me agregan nada y sólo restan. Tampoco se percataría si lo elimara del MSN, estoy segura. Me ve siempre conectada y nunca me escribe; ya no chateamos más los lunes a la noche, ya no pone más frases filosóficas, sólo muestra fotos de sus vacaciones o de sus salidas. Y no me escribe.
Volví a discutir con C por él. C no entiende qué pasó entre nosotros, por qué no lo quiero ver, no quiero escuchar hablar de él. Dice que si le cuento me podrá entender y quizás ayudar. Conociéndolo como lo conozco, dudo que lo pueda hacer, ni entenderme ni ayudarme. Pobre C, no es que tenga mala intención pero en general es incapaz de mirar más allá de sus narices. Y después de todo, yo tampoco sé por qué me siento así desde hace un mes. Desde la última vez que estuvimos juntos y luego de que hablamos sobre lo que había pasado en las vacaciones con R. A partir de ahí sólo hubo unos sms muy cordiales y luego el silencio, de ambas partes. Jamás volvió a escribirme, sólo una vez por el msn y fueron apenas unas líneas. El silencio que me aturde más que ningún otro ruido.
Bueno, basta. No tengo que hablar más de él. Y ahora qué?


2 mar 2008

Domingo de lluvia


Son las 7 y media y llueve a cántaros, no tienen idea. Estaba durmiendo plácidamente y me despertó el suave repiqueteo de las gotas sobre el vidrio. Subí apenas la persiana para ver como llovía mientras seguía remoloneando entre las sábanas, pero me levanté poco después.

Hoy no tengo paz, sólo tengo tristeza y melancolía. Y un par de ataques de llanto que vinieron de pronto como los truenos que sacudieron el cielo y la tierra.

Pasan los minutos y sigue lloviendo, ni siquiera el tiempo está de mi lado. No salí en todo el día de casa, no tenía ánimos y así menos. Hace unos minutos vi que él se conectó y no pude evitar escribirle, al menos tengo que aparentar que podemos ser amigos, que está todo bien. Total sé que no corro ningún riesgo, está claro que dejé de resultarle atractiva o excitante, que ya no le interesa verme. Pasaron varias semanas desde la última vez que nos vimos, y aunque en el fondo sé que es lo mejor porque no podía aceptar seguir viéndolo en esas condiciones, me cuesta resignarme. Me cuesta pero he avanzado bastante, ya no espero llamados o sms, me conformo con que de vez en cuando me escriba como hizo la otra noche aunque fuera breve. Estoy segura de que jamás me cortará el rostro cuando le escriba, a lo sumo no me contestará. Los hombres son así: por un lado un tanto cobardes, y por el otro siempre les gusta dejar la puerta abierta por si acaso.

Hoy fue amable, simpático, simplemente se limitó a contestar lo que yo le preguntaba o a seguir los temas que yo mencionaba. Muy correcto, demasiado. Protocolar, diría. Seguramente estaba hablando con alguna o algunas personas más, que despertarían más su interés. No me quedó otra después de un rato que despedirme cordialmente, para qué insistir. Al menos sus últimas palabras no fueron los odiados "hablamos, nos vemos, etc".

"El silencio no es tiempo perdido ..." Solamente lastima un poco.

1 mar 2008

Yo, la peor de todas?

Ultimamente y cada vez más, me pregunto cual será mi problema. Sé que tengo varios pero me refiero a mi problema principal.
No soy fea, no soy gorda, soy bastante proporcionada, tengo buenas lolas, supe tener muy buena cola (ahora zafo). Tampoco soy tonta, antipática, no tengo defectos insalvables. Pero por alguna razón me fijo inevitablemente en algún imbécil que no me aprecia, no me valora, me usa y se aprovecha de mi inconfesada inseguridad.
"Las relaciones toman el rumbo o camino que uno les da". Sabias palabras, yo siempre me equivoco desde el principio: quizás doy demasiado y muy pronto por miedo a que me rechacen y eso termina sucediendo de todas formas. Tal vez sea masoquismo o quizás es algo peor. A veces siento que soy totalmente incapaz de seducir a alguien normal, atractivo sin ser lindo, con dos dedos de frente y un mínimo de sentido común. Puedo ser la amiga, el fato, la amante, la conquista del verano, el back up, pero nunca la mujer su vida, un amor real. Jamás.
Me gustan los tipos inalcanzables, aquellos que desde el vamos me dicen a gritos que nunca podrán tener algo serio conmigo. Hay otras cosas que nunca me pasan. Soy la que va sola a casamientos, cumpleaños, comidas, casamientos, bautismos, despedidas, asados, reuniones del trabajo, reuniones fuera del trabajo, y fiestas de fin de año. No suelo ser el centro de atención de nadie, quizás sí blanco de lástima por mi soledad. Cuando aparece un potencial candidato nunca me lo quedo yo, seguro que se va con otra más bella, más sexy, más misteriosa, más histérica, o se va con la mosquita muerta o el lindo gatito. Según las estadísticas hay muchas mujeres que hombres, y si contamos a los gays, es evidente que no hay novios para todas. Pero mi problema va más allá (algunos todavía quedan), creo que soy invisible o transparente para los hombres potables y disponibles. Sólo atraigo a los idiotas, los insufribles, los desagradables, los chiflados, los torturados, los fóbicos al compromiso. Y estoy comenzando a sufrir tanto estar sola como lo que deben pensar los que son testigos de mi soledad, cosa que antes no me preocupaba.
He salido con uno, he salido con otro. El sueño ha durado dos-tres meses o a veces tan sólo un noche o una semana. Para ellos siempre fui la otra, la de transición, la que dejan para volver con su ex, la segunda, el parche, a la que llaman porque no pueden volver con la ex que los dejó por otro y no pueden recuperarla, la aventura de verano, el trofeo, las que les sube o les aumenta aún más la autoestima. Siempre estoy en el banco de suplentes, soy el auto muleto, la sparring. O como en una de las fiestas del verano pasado, la que se encarga de llevar el auto de una amiga que se fue temprano con un bombón a pesar de no saber manejar y a la que le piden que se consiga un gil que los lleve a ambos, al auto y a ella. La que luego le piden que se haga cargo del jefe de otra amiga que anda borracho y engañando a su esposa por ahí, que tuvo que dormir en el living para no escuchar los gemidos de su roomie que se había mudado acompañada por supuesto al cuarto vecino. La que sedujcen en la playa top bajo las estrellas y luego abandonan sin previo aviso ni despedida para que se vuelva en el auto de los amigos. Aunque no lo crean todas esas soy yo.
Como dice un amigo mío, que más que un amigo parece mi verdugo, tal vez sea cuestión de afinar un poco la puntería, de disparar en el momento justo y especialmente de ajustar la mira en el momento de identificar si un tipo me va a dar lo que busco o no. Porque idiotas hay en todos lados. Quizás deba dejar de buscar para que algo suceda aunque también es verdad que no busqué la mayoría de esas situaciones, se dieron casualmente. Quizás en el fondo crea que no merezco a ese ser tan maravilloso e imperfecto que aseguro buscar y por eso me conformo con cualquier cosa. Será cuestión de elegir el camino opuesto al que normalmente elijo, y hacer todo o casi todo al revés. Será que hay que disfrutar del hombre equivocado hasta que llegue el indicado. Pero cuántos hombres equivocados me quedan todavía?
Quien sabe ... desconfío de las fórmulas mágicas.

29 feb 2008

Regreso sin gloria

Hace días que no escribo y no fue porque no haya tenido material para escribir, todo lo contrario. Creo que tenía tantas cosas para decir que no pude volcarlas todas al mismo tiempo en este blog. Además no me sentí muy bien estos últimos 10 días: muchas sensaciones encontradas, demasiada frustración, una alta carga de tristeza, casi ninguna alegría como sucede desde hace un largo tiempo, estuve enferma varios días (somatizando quizás?). Sigo sin entender por qué estoy así, tan negativa, tan agresiva, tan melancólica. El bajón puede ser a la mañana cuando me levanto, en el colectivo, en cualquier momento mientras estoy en la oficina, cuando estoy volviendo a casa, a la noche, cuando estoy sola en mi departamento, cuando salgo a algún lado, cuando escucho cosas de él que no me gusta escuchar.
Y lo peor de todo fue que lo vi de nuevo, después de casi tres largas semanas. Y para colmo dos veces en el lapso de cinco días. Y hace unos minutos me escribió unas líneas por el messenger, después de mucho también también. Para qué no sé, apenas me preguntó trivialidades y de pronto se desconectó. Seguramente estaba aburrido, haciendo tiempo y luego tuvo que irse, es viernes a la noche ...
Los encuentros fueron totalmente casuales, antes de que piensen que los provoqué. Es increíble, cuando uno menos quiere encontrarse a alguien, sucede irremediablemente. El primero tuvo gusto a falsa maldad: el domingo a la noche volvía con su ex de comer, pasamos por las Cañitas y lo vimos; le chistamos desde el auto, se quedó patitieso al vernos por primera vez a las dos juntas, y luego reaccionó como para acercarse y saludarnos. Fue simpático y amable, tratando de zafar de la situación lo más cancheramente posible. La segunda vez fue aún más casual pero no tan agradable, al menos para mí. Ayer fui a la BAF Week y ni bien entro al salón lo veo con un amigo observando el ir y venir de las fashionistas. Al principio no me vio de tan absorto que estaba, luego me saludó y me presentó a su amigo. Sin embargo sentí que no me registró en ningún momento. Luego me lo volví a cruzar, esta vez estaba serio y se limitó a contestar mi corto y seco "Adiós". Y hace unos minutos me preguntó qué tal había estado el desfile de ayer. Basta que deje de pensar en él durante unas horas para que se asome de nuevo.
¿Estaba aburrido? ¿Sólo quería histeriquear? ¿Curioso? Quien sabe ... aunque ya nada de eso me alcanza ni tampoco importa.

19 feb 2008

El remedio, peor que la enfermedad ...


Hay muchos que comparan el amor, o lo que sea que se parezca al amor, con una suerte de adicción. A veces sólo se trata de cierta inclinación por una persona, que te gusta mucho, o que simplemente tengo ganas de estar con él. Un "sentimiento" que no se evitar, que de a poco desemboca en una dependencia y de ahí en una adicción.

Es sorprendente cuántos tipos diferentes de adicción pueden existir. Sería muy simple si sólo se tratara de sexo, alcohol, el juego o cigarrillos. Yo creo que hay varios más, y todos comienzan más o menos de la misma manera.

Primero es algo que te gusta mucho, experimentas sumo placer, comienza como algo normal, un juego, algo light, pensás que podés manejarlo fácilmente y dejar en cualquier momento. El problema es que nunca termina bien, porque a la larga lo que te excitaba tanto deja de ser agradable y empieza a doler cuando te falta, cuando no lo podés tener todas las veces que querés. Y ahí decidís que querés abandonar el hábito, o a la persona, pero eso precisamente es lo más difícil ... querer dejar la adicción porque justamente fue por algo que me hice adicta.


Lo bueno cuando uno tiene un problema es admitir que ese problema existe, no es así? y cuando uno se da cuenta que toco fondo es momento de dejar el vicio ... ahora bien cómo sabér cuándo estoy tocando fondo? Será quizás cuando cruzamos la línea del placer en algún punto, cuando esa persona se vuelve una obsesión, una compulsión y perdemos el control? Me aterra ver que la mayoría de las cosas que hago tienen que ver con él: busco la manera de encontrármelo, quiero ir a los lugares que frecuenta, estoy durante horas conectada en el msn por si aparece, escribo nicks sugestivos, estoy atenta a sus cambios de nick, chequeo 100 veces el display del celular para ver si me escribió como si no existiera la alerta sonora para los mensajes entrantes. Al principio creemos que nos vamos a conformar con lo que nos da, y abrigamos la secreta esperanza de que con el tiempo nos mirará de otra manera, se dará cuenta de lo maravillosa que soy y de que estamos hechos el uno para el otro. Pues bien, no es así. Lo que creí que podía manejar a mi antojo es un bumerang y quedo atrapada en mi propia trampa. Intento sentir esa emoción que sentía al principio, que me hacía olvidar todo lo demás, pero no vuelve. Para colmo me esfuerzo por hacerle creer a todo el mundo que esta todo bien y ahora ni siquiera puedo hablar de lo que realmente me pasa con nadie, me hago la canchera y para eso hay que ser canchera. Intenté reemplazarlo con alguien en las vacaciones y tampoco dio resultado, con alguien prohibido pensando que luego estaría inhabilitada moral y psicológicamente para volver a pensar en él, solo para descubrir que él siempre me había interesado desde un principio. Quién dijo que un clavo saca a otro clavo? Y eso da lugar al dolor, porque me doy cuenta de que estoy nuevamente frente a un nuevo imposible, que una vez más me equivoqué, que jugar con fuego no está hecho para mí.

Hay que terminar, para qué insistir con algo que no puede ser. Pero el punto final tampoco es fácil, porque hay nostalgia (por mas que no hayan sido muchos los momentos compartidos), sigo escuchando hablar de esa persona, sé qué hizo, con quién estuvo y no logro cortar los lazos. Siempre hay algo que me lo recuerda, y se vuelve un suplicio contener las ganas de verlo, llamarlo, escribirle. Ya van dos veces que evito encontrármelo, y aunque por un lado me enorgullezco de haber resistido la tentación, por el otro me dan más ganas todavía de verlo, y me pregunto si todo este sacrificio vale la pena. Me prometo a mí misma una y mil veces que no voy a buscarlo más y pienso que con el tiempo lo voy a lograr, pero cada día se vuelve más difícil. El síndrome de abstinencia suele ser devastador las primeras semanas, pero dicen que si uno es capaz de superarlo es altamente probable que supere la prueba completa. Pido a mis amigos que no me hablen de él, para forzarme a mí también a no hablar, y lo tengo más presente que nunca.

Porque no importa cuánto duela una situación, cuán contraria sea la realidad a nuestras expectivas, cuánto daño nos haga, cuán imposible sea, cuantas fallas tenga, cuántas razones lógicas encuentre para que no podamos estar juntos ... a veces duele más ponerle fin.

18 feb 2008

No hay gay que por bien no venga

Hoy me toca hablar de mis amigos gays, no puede ser que hasta ahora no les haya dedicado al menos unas líneas de mi blog. Qué chica hoy en día no tiene la suerte de tener un amigo gay ... aquel hombre que conjuga lo mejor de los dos mundos: su lado femenino le permite entenderte cuando ya nadie puede hacerlo, ni siquiera tu íntima amiga, y su lado masculino te ofrece otro punto de vista más que interesante.
Los tengo para todos los gustos, preferencias y exigencias, y cada uno a su manera es un ejemplar único que se aleja bastante del consabido estereotipo.
Por cuál empiezo? Por J, a quien conozco desde hace más de 10 años.
J es divertido, romántico, considerado, muy creativo, muy gracioso y muy dramático. Su vida se asemeja a un capítulo de las novelas de Alberto Migré. Ha tenido varias parejas y desde su más tierna adolescencia se declaró gay. Con J voy de compras, a San Telmo a revolver las chucherías de los puestos callejeros y los mercados de pulgas, a Palemo a ver los locales de vanguardia, a Once a buscar telas, y a Pizza Piola a degustar el sgroppino de rigor, entre otros menesteres que nos hacen sentir una suerte de Carrie Bradshaw y Stanford Blatch del subdesarrollo. Es un experto chateador y no hay bar o disco gay que no haya pisado.
M no salió todavía del closet, aunque de a poco veo que está abriendo la puerta. Es refinado, culto, sensible, retraído, muy inteligente y muy exitoso en su profesión. Melománo consumado, amante del arte y bon vivant, viajero incansable, dueño de un agudo sentido del humor y un corazón gigante. Sus amigos sabemos que hay mucho de su vida que no sabemos, pero esperamos confiados.
Y ahora las dos frutillas del postre, C y Ch.
C y Ch estuvieron juntos durante 6 años y el final de su relación consumió más lágrimas, mesas de café, golpes de teclado y minutos de telefonía fija y celular que la más abrupta de las rupturas telenoveleras. No eran la típica pareja gay, la careteaban muy bien y eran pocos los que realmente sabían la verdad. A pesar de conocer a C por más de 10 años, no fue hasta recientemente que me blanqueó la situación, justamente unos meses antes de que todo terminara. Los dos son lindos, facheros, soberbios y fashion. Les gusta la ropa cara, el sushi, el buen vino y los mejores lugares para salir y vacacionar. C es sofisticado, pacato, extremadamente ordenado y metiche. Ch es caótico, introvertido, desprejuiciado y ácido. Cómo hicieron para durar tanto tiempo juntos es a la vez un misterio y una obviedad. Ahora cada cual siguió su camino, con nuevas parejas circunstanciales, nuevos amigos, aunque con algunas cenizas todavía encendidas. La separación convirtió a los amigos comunes (la gran mayoría) en una suerte de bien ganancial de la pareja, un tire y afloje permanente para ver quién prefiere a quién y quiénes hablan más o menos de la cuenta. Cuántas horas de shopping, Palermo y Cañitas tenemos compartidas con C, miles ... al igual que viendo departamentos que jamás se va a comprar, viajes a Rosario, y chateos y llamadas telefónicas interminables analizando mis devaneos y decepciones amorosas.
De todos rescato algo, aunque a veces creo que de todos no hago ni uno. Generalmente los quiero, a veces quiero asesinarlos. Pero mi vida no hubiera sido ni sería la misma de no haberlos conocido.

16 feb 2008

No me gusta esperar, pero igual lo espero

Es sábado a la noche, tengo sueño, estoy triste y tengo ganas de llorar. Las mismas ganas que en los últimos días, y lo peor es que no sé por qué estoy tan mal. Tan depre, tan enojada conmigo, con todo el mundo, con todo lo que me rodea. Ayer me preguntaron qué carajo me pasaba, si leía las cosas terribles que escribía y no supe qué contestar.

Ahora lo veo conectado en el MSN con sus eternas frases filóficas en el nick, con la aclaración de que "Me fuiiii!!!", cambiando las fotos, en estado On Line en vez de su acostumbrado Ausente. No sé si está detrás de la pantalla, no sé si está en su casa, si está en la ciudad o si se fue por el fin de semana. No puedo preguntar, no tengo manera de averiguar, no debería enterarme, pero no puedo dejar de pensar. Desde el momento en que me di cuenta que estaba conectado me puse mal, porque prometí que no le escribiría nunca más, porque sé que no debo hacerlo y eso me parte al medio. Porque sé que no me va a escribir y menos un sábado a la noche. Porque sé que me vio o me está viendo conectada y sin embargo no me va a escribir. Porque sé que no piensa en mí, a pesar de que tenga la mejor mejor onda como me dice siempre C. De qué me sirve eso, no me alcanza para nada, no es lo que quiero ni lo que necesito.

Aun así no termino, no logro entender porque estoy tan mal por culpa de él. No puedo aceptar que estoy enganchada, no sé si es eso en realidad, o es una cuestión de orgullo, de falta de autoestima, que no tolero el rechazo ni siquiera de alguien que después de todo quizás no me interesa tanto. Intento buscar razones para justificar que me atraiga tanto, que esté tan pendiente y no las encuentro. Somos tan distintos, nuestra relación estuvo equivocadamente planteada desde el vamos. Tenemos muy pocas cosas en común, tenemos diferencia de edad, de proyectos de vida seguramente, no nos conocemos, no entiendo. Lo único que sé es lo que siento, y es que me siento mal, que no quiero hablar de él aunque me muero de ganas, que no quiero enterarme de su vida aunque me muero de ganas también, que no quiero verlo aunque sí quiero verlo.

"Siempre seguí la misma dirección, la difícil, la que usa el salmón", como dice Calamaro. Y no aprendo. Donde esté lo complicado, lo retorcido, lo que no puede ser, ahí voy a estar yo, bien masoquista. Esperando. Siempre.

14 feb 2008

Saint Valentine



"Felices los amantes, los amados, y los que pueden prescindir del amor"
-Jorge Luis Borges-

13 feb 2008

Noche de furia


Todos sabemos que la ira es uno de los siete pecados capitales y tal vez sea uno de los que goza de peor prensa junto con la envidia. La ira te ciega, te hace perder el control, no sos en absoluto dueño de tus actos y después es muy común que te arrepientas de las palabras que salieron escupidas de tu boca, de haber roto algún objeto o golpeado alguna puerta hasta haberla hecho giratoria.
Anoche experimenté esa emoción violenta, fue un ataque de furia monumental (nada tiene que ver con mis inclinaciones futboleras) del cual no me enorgullezco pero lamentablemente es algo que de vez en cuando me sucede. Hay varias cosas que me vienen enojando desde hace un tiempo y anoche exploté. Discutí con mi amigo C, no me gustó que me hiciera chistes sobre cosas que él sabe perfectamente me molestan, a veces siento que no le importa en lo más mínimo lo que me pasa, y lo peor de todo es que en el fondo sé que nunca va a cambiar ese aspecto de su personalidad. El enojo y la impotencia desembocaron en la pecaminosa ira de anoche, que hizo que recorriera el trayecto hacia el gimnasio en la mitad del tiempo que suelo hacerlo habitualmente. También hizo que pedaleara esa bicicleta con una fuerza endemoniada, que transpirara hasta quedar hecha sopa en el tortuoso escalador y que la cinta también sufriera la agresión de mis pisadas. Confieso que el ejercicio me ayudó bastante a hacer catarsis aunque no logró disipar del todo el sentimiento de ira en mi corazón. Tampoco me enorgullezco de eso.
Sin embargo, mi cuerpo, algo fuera de estado, lo agradece ...

12 feb 2008

La "Ex" ... amiga o enemiga??

Increíblemente en mis últimas vacaciones no sólo tuve oportunidad de conocer a la ex novia del chico que me gusta sino que además pegamos muy buena onda y creo que hasta podemos convertirnos en buenas amigas.
Ella supo quién era yo antes de que yo supiera quién era ella, y fue también la que rompió el hielo para decir que estaba todo bien. A pesar de cierta reserva inicial, debo confesar que me cae muy bien y que a veces cuando charlamos siento que la conozco de toda la vida. Hace 3 años que se peleó con este chico, y hace más de dos años que se encuentra felizmente de novia con quien parece ser realmente el amor de su vida.
Por supuesto al muchacho en cuestión le causó mucha gracia la situación aunque no dejó (ni deja) de preocuparse por lo que podemos haber hablado de él ya (compartimos el regreso de Uruguay) y lo que nos puede quedar todavía jaja.
Ella, como buena ex, quiso saber cuáles eran mis intenciones y en ese momento no supe muy bien qué decirle porque no estaba segura de si me interesaba realmente o no. Ahora que estoy segura de que me interesa, tengo miedo de que me lo pregunte de nuevo o simplemente lo lea en mi cara. Sé por terceras personas que ella aprobaría nuestro noviazgo y como buena desconfiada que soy, tengo mis dudas al respecto sobre qué pretende en realidad. He aquí las posibilidades:
#1. Este sujeto no es precisamente "el partido", es más tiene más en el debe que en el haber aunque sea un encanto de persona. La Ex espera que yo me ensarte con semejante especimen como le pasó a ella? me aprecia realmente o me detesta desde el primer momento que me vio y ésta es su manera de tenerme cerca y ver qué puede hacer?
Perfil de la ex: manipuladora, fría, vengativa, una perra bah como toda ex.
#2. Dado que aparentemente existe un genuino afecto entre ellos (se separaron en muy buenos términos), desea lo mejor para su ex y cree que yo reúno las condiciones necesarias??
Perfil de la ex: heroica, generosa, sensible, existe en realidad o la estamos inventando?
#3. Se siente culpable de ser tan feliz y verlo a él todavía a la deriva, especialmente después de que la novia siguiente a ella lo abandonara cruelmente? y al mismo tiempo me ve tan sola y necesitada de afecto que espera poder unir dos almas en pena?
Perfil de la ex: compasiva, celestina, paladin de causas perdidas, para qué tomarse el trabajo?
Ahora bien, yo me pregunto qué puede hacer una ex, por más buena voluntad que tenga, cuando las cosas no funcionan entre nosotros??? No creo que mucho, pero al menos es gratificante saber que sea por la razón que sea, una cuenta con semejante aliada.

11 feb 2008

El que busca la verdad, corre el riesgo de encontrarla

Anoche me sentía demasiado triste para dormir, di vueltas y vueltas en la cama hasta que finalmente pude conciliar el sueño. A veces no es bueno tener tanta información, enterarse de tantos detalles, porque pueden hacer mucho daño y uno no lo sabe hasta que lo siente. Lo cual me remite a la frase del título ...
Muchas veces no se está dispuesto a pagar el precio de llegar a la verdad, y más si esa verdad llega a medias y da rienda suelta a suposiciones que nos pueden causar aún más daño. Y peor si en el medio hay un amigo que viene y nos cuenta, porque la recibimos indirectamente.
Saber o no saber, ésa es la cuestión. Aun cuando mi necesidad de saber raya cuasi en la obsesión, cuando finalmente me entero me arrepiento porque duele, siempre duele. Nunca es una verdad que me resulte favorable, por qué entonces sigo empeñándome en saber?
Porque la ignorancia me permite soñar, esperar, tener expectativas, así de simple nomás. Cuando ignoro pienso que todo es posible, que existen oportunidades, que hay una lucecita al final del camino, y eso me estimula, me hace sentir bien.
La lucidez es otro de mis enemigos ocultos. Porque soy consciente, plenamente consciente de todo lo que me rodea; si al menos no me diera cuenta mi vida sería mucho más placentera.
¿Cuándo voy a aprender a no esperar nada? ¿Cuándo voy a dejar de equivocarme? ¿Cuándo voy a tener una posibilidad concreta de ser feliz? ¿Cuándo voy a dejar de esperar querer saberlo todo y que algo bueno me soprenda y perdure?
Creo que son demasiadas preguntas para un lunes post-vigilia, me llevará tiempo encontrar las respuestas si las encuentro algún día entre tanta confusión.

Estado: Feeling blue, very blue - Desesperanza

8 feb 2008

The only thing a girl should chase is her vodka


Hoy no tengo mucho tiempo para escribir sobre mí, pero acabo de encontrar este documento valiosísimo. Realmente para disfrutar y ver si podemos seguir lo que postula ...


For all the girls who refuse to run around chasing guys who do not deserve us.

If a man wants you, nothing can keep him away.

If he doesn't want you, nothing can make him stay.

Stop making excuses for a man and his behavior.

Allow your intuition (or spirit) to save you from heartache.

Stop trying to change yourselves for a relationship that is not meant to be.

Slower is better. Never live your life for a man before you find what makes you truly happy.

If a relationship ends because the man was not treating you as you deserve, then heck no you can't "be friends." A friend wouldn't mistreat a friend.D

on't settle. If you feel like he is stringing you along, then he probably is.

Don't stay because you think "it will get better." You'll be mad at yourself a year later for staying when things are not better.

The only person you can control in the relationship is you.A

lways have your own set of friends separate from his.

Maintain boundaries in how a man treats you. If something bothers you, speak up.

Never let a man know everything. He will use it against you later.

You cannot change a man's behavior. Change comes from within.

Don't EVER make him feel like he is more important than you are... even if he has more education or in a better job.

Do not make him a quasi-God.He is a man, nothing more, nothing less.

Never let a man define who you are.

Never borrow someone else's man.If he cheated with you, he'll cheat on you.

A man will only treat you the way you ALLOW him to treat you.

All men are NOT dogs.

You should not be the one doing all of the bending.... compromise is a two way street.

You need time to heal between relationships... there is nothing cute about baggage... deal with your issues before pursuing a new relationship.

You should never look for someone to complete you... a relationship consists of two WHOLE individuals... look for someone complimentary... not supplementary.

Dating is fun.... even if he doesn't turn out to be Mr. Right.

Make him miss you sometimes... when a man always knows where you are, and you're always readily available to him- he takes it for granted.

Never move into his mother's house.Never co-sign for a man.

Don't fully commit to a man who doesn't give you everything that you need.

Keep him in your radar but get to know others.


Share this with other ladies... you'll make someone smile, another rethink her choices, and another woman prepare. They say it takes a minute to find a special person, an hour to appreciate them, a day to love them and an entire lifetime to forget them.

7 feb 2008

Complicada y Aturdida

Y no es sólo el título de la canción de Los Pericos ...
Define un estado de ánimo, de la mente, del alma. Espero que este blog me ayude a hacer catarsis y a conocerme un poco más a mí misma. Quiero que también los que lean este blog compartan mi confusión, ya sea identifícandose con alguno de los temas, enviando sus comentarios o simplemente dedicándole unos minutos tan sólo para leer lo que humildemente escribo.